Ilustración: El linguador

Shasmel de los Hermanos Sangrientos.

«—Esto promete ser interesante. —Haciendo un lado unas matas, se sentó en el muro y le indicó que lo imitara. —¿Es algo así como un rito de iniciación?

 

Shasmel vaciló antes de afirmar.

 

—Algo así. Tengo entendido que es una costumbre que se ha perpetuado entre nosotros desde hace más de dos mil años. Tiene que ver con los hirge —añadió, suponiendo que esa parte de la historia le interesaría más al humano. Él le pidió con un ademán que continuara.

 

—Cuando llegaron a Yldium nosotros aún éramos una especie joven que estaba comenzando a explorar la galaxia. Teníamos un par de emporios en las lunas habitables más cercanas a nuestro planeta, Narsis, y habíamos entablado contacto con la especie Gulder. Quizás usted la conozca por su nombre hirge: Sklmher.

 

Fran Cortés negó con la cabeza, haciendo un gesto con la mano para indicarle que no tenía importancia, y él continuó.

 

—Cuando el Imperio dio con nosotros pensó que teníamos la clave para su problema reproductivo. Como ya sabrá su especie carece de mujeres, y al conocer las nuestras intentaron lo mismo que con ustedes, aunque en aquella época sus métodos eran menos políticos. A nosotros no nos ofrecieron participar en un programa de donación de genes para asegurarse la descendencia. Con nosotros usaron el camino más fácil: nos subyugaron. Invadieron nuestra tierra, mataron a nuestros líderes, vendieron a nuestros hombres y tomaron a nuestras mujeres.

 

»Fueron siete siglos de dominación en los que aprendimos a ser serviles. Nos acostumbramos a esa forma de vida. Olvidamos nuestras costumbres y nuestro propio idioma. Los creíamos una especie superior, a la que adorábamos y admirábamos. Las mujeres se sentían afortunadas cuando se declaraba que sus genes eran aptos para entrar en sus listas de reproducción selectiva, y nuestros hombres… —dudó de cómo decirlo y finalmente decidió que no era algo que se debiera tratar a la ligera. Todo tenía un límite. No tenía que mencionar todos los aspectos de la humillación que sufrió su especie. —La colonización de Yldium comenzó por grandes migraciones organizadas por los hirges. Elegían ámplios grupos de jóvenes capacitados para trabajar bajo duras condiciones y los destinaba a explotar los recursos de los planetas que les interesaba. Llegó un momento en el que, debido a sus codicia, nuestra población superó siete veces la suya.

 

»Éramos siervos mansos y felices. Aceptábamos la dominación sin pensar en ello. Siete siglos es suficiente para que un pueblo olvide su pasado, y para nosotros no existía nada anterior a nuestros señores. Hasta que el Emperador consideró imprudente permitir que nuestro número fuera tan alto.

 

»Ordenó que se hiciera una diezma. Los elegidos fueron vendidos como esclavos por toda la galaxia, y a los que quedaron se les impidió reproducirse sin permiso de sus amos. Los niños nacidos ilícitamente fueron asesinados. Entonces comenzaron las revueltas.

 

»No importaba cuantas veces se nos aplastara. El clima de descontento seguía creciendo. Empezamos a investigar sobre nosotros mismos, a buscar nuestros orígenes. Queríamos demostrar que nuestra condición natural no era la esclavitud, y entonces surgió el movimiento narsiano. Reencontramos Narsis y redescubrimos nuestra propia historia.

 

»Adoptamos un idioma que había quedado olvidado en el planeta sagrado, escondido entre los antiguos registros de la colonización hirge, y leímos sobre nuestras costumbres perdidas. Pronto podíamos diferenciar entre los que estaban dentro del movimiento y los que no. Aquellos que se perforaban la lengua con el linguador de nuestros antepasados éramos los Hijos de Narsis.

 

»Los hirgen no notaron nuestros códigos secretos. Para ellos era sólo un adorno, algo que les agradaba. No comprendieron su significado hasta que la Furia Servil cayó sobre ellos. En la quinceava rotación de dolme, durante el septingentésimo ciclo tras la dominación, los esclavos se alzaron contra sus amos, matándolos en sus propios lechos de perversión. En una semana la flota hirge tuvo que replegarse hasta el antiguo décimo cuadrante, ahora llamado Calden, y cincuenta y tres ciclos más tarde la guerra había acabado.

 

Shasmel miró a su atento oyente. El hombre se veía absorto en la historia de la guerra de independencia narsiana. Quizás se estuviera preguntando si la humanidad tendría la misma suerte.

 

—En la actualidad seguimos celebrando el día de la Furia Servil, y seguimos aceptando el linguador cuando llegamos a cierta edad. Es una forma de recordarnos nuestro compromiso con la libertad y nuestro odio hacia los hirge y sus costumbres. Aunque no tenga nada que ver con su significado primitivo. —Añadió con una sonrisa pensativa.»

 

Sangre Azul, capítulo 3.

El dibujo de ilustración no es Shasmel de Minam, por si alguien se lo está pensando, pero es un personaje del que hemos hablado en los últimos capítulos subidos. El estracto lo modifiqué un poco, pero en esencia es lo mismo que leyeron ustedes en su momento.

Estoy en época de exámenes, final de curso, ya saben. Pero en vez de ponerme a estudiar hago justo lo que no debo hacer: garabatos. Luego los garabatos van cogiendo forma y forma, y forma, y la cosa termina como termina, que hago de todo menos lo que debo. Sé que pueden estar pensando «ya te vale, ¿no? Si ibas a ponerte a perder el tiempo podrías continuar con Sangre Azul», y no les falta razón, pero simplemente no puedo. En cuanto abro el procesador de texto me entra la ansiedad y no puedo escribir nada decente. Además, tengo un compromiso para el día 1, una historia que si bien no es más importante que Sangre Azul (no para mi, al menos), tiene que publicarse ese día o estaré dejando en la estacada a muchos escritores, que están participando en ese evento y con el que me comprometí oficialmente. No quiero decir que es más importante ese compromiso que el que tengo con ustedes, pero digamos que Sangre Azul se puede posponer, esa historia (que es secreta y de la cual no puedo mencionar nada) no. Tiene un sólo día de publicación. Si no se publica entonces, ya no puede hacerse más tarde.

Por eso, perdonen la tardanza y entiendan que no me ponga seria con Sangre Azul hasta Junio, con el principio de las vacaciones de verano.

Besos.

Rosa.

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